
Estaban hablando de cosas sin sentido. Terminaban de cenar, y eran las tantas de la madrugada. Luego prendieron cigarrillos junto a sus tragos de whiskey y siguieron hablando.
La cabaña frente a la playa era un desorden: tragos volteados en las mesas, cigarrillos apagados fuera del cenicero, arena en las alfombras, migajas de comidas en los muebles, almohadas y sábanas en el piso. Pero las personas estaban despreocupadas. Nada les perturbaba. Nada les jodía la paciencia, a no ser que lloviera y no se pudieran bañar en la playa.
En la madrugada seguían hablando y riendo de torpezas que solo ellos entendían. Todos estudiantes de universidad, todos adultos, todos adinerados, todos consentidos.
La más vieja y arquitecta en potencia, Corina: una mulata, de estatura media pero compacta, simpática y con un sentido maternal para con sus compañeros y sobre todo con su hermanita Lauren quien es menos conservada, más excéntrica y más alta.
La mejor amiga de Corina, Merlina, tenía serios problemas de adaptación. Niña mimada y demasiaso educada. Muy mañosa, lo que delataba su esbelta figura.
Ya se habían escuchado todas las canciones de los discos compactos y ya estaban hartos y satisfechos. Ya sólo quedaba mirarse los unos a los otros y planear el día siguiente.
Eso hacían cuando Corina vio alguien caminar entre los carros que se encontraban afuera a través de una delgada malla que protegía el hogar. Paro de respirar un momento y solo persiguió el sospechoso individuo con los ojos sin decirle nada a nadie.
Todos seguían disfrutando de la grosería y Jean Paúl, el más joven y fuerte del grupo, también lo noto. Frunció las cejas confundido, "nadie podría llegar de la playa a esas horas de la madrugada" pensó.
Chris, Susana y Marcela se encontraban sentados frente a los que miraban al sujeto ensombrecido. Los tres miraron hacia atrás a causa de la franca frustración de las miradas de Jean y Corina.
-"¡Mira tu...ven acá!" voceó el hombre a Jean Paúl. Al tiempo que este intentó pararse Corina lo tentó para que no fuera.
-"¿Qué quiere usted señor?" dijo Corina desde su asiento junto a la mesa desorganizada.
-" Que se levante él, que quiero decirle algo" respondió.
-" Dígalo desde ahí, escuchamos perfectamente sentados aquí" insistió la muchacha.
Mientras esta conversación se convertía en un tira y jala de peticiones, Susana que vivía en un frío/calor que sólo ella entendía, apagaba su cigarrillo sin mirar atrás; Chris el grueso, cobarde pero cordial amigo de todos, tomaba muy discretamente un cuchillo serrucho, sucio de margarina y migajas de pan, que estaba frente a él.
Solo hablaba Corina. Todos en incertidumbre, sorprendidos de la calma de Corina al manejar la situación con un hombre que parecía drogado de la vida y desesperado.
Adentro del hogar se encontraban Lorelai, la hermana mayor de Marcela de ojos verdes y abundante pelo rubio, quien estaba conectada a una película desabrida; Graciela y Alex una pareja llena de entrega y de empalagado amor, mimándose en la habitación; Lauren y Merlina hablaban de sus amores pasados y presentes, todos muy ocupados para saber lo que pasaba afuera.
Susana veía la puerta de la casa tan lejos, que mejor se quedaba sentada mientras el individuo al que daba la espalda advertía sobre su locura.
La cabaña frente a la playa era un desorden: tragos volteados en las mesas, cigarrillos apagados fuera del cenicero, arena en las alfombras, migajas de comidas en los muebles, almohadas y sábanas en el piso. Pero las personas estaban despreocupadas. Nada les perturbaba. Nada les jodía la paciencia, a no ser que lloviera y no se pudieran bañar en la playa.
En la madrugada seguían hablando y riendo de torpezas que solo ellos entendían. Todos estudiantes de universidad, todos adultos, todos adinerados, todos consentidos.
La más vieja y arquitecta en potencia, Corina: una mulata, de estatura media pero compacta, simpática y con un sentido maternal para con sus compañeros y sobre todo con su hermanita Lauren quien es menos conservada, más excéntrica y más alta.
La mejor amiga de Corina, Merlina, tenía serios problemas de adaptación. Niña mimada y demasiaso educada. Muy mañosa, lo que delataba su esbelta figura.
Ya se habían escuchado todas las canciones de los discos compactos y ya estaban hartos y satisfechos. Ya sólo quedaba mirarse los unos a los otros y planear el día siguiente.
Eso hacían cuando Corina vio alguien caminar entre los carros que se encontraban afuera a través de una delgada malla que protegía el hogar. Paro de respirar un momento y solo persiguió el sospechoso individuo con los ojos sin decirle nada a nadie.
Todos seguían disfrutando de la grosería y Jean Paúl, el más joven y fuerte del grupo, también lo noto. Frunció las cejas confundido, "nadie podría llegar de la playa a esas horas de la madrugada" pensó.
Chris, Susana y Marcela se encontraban sentados frente a los que miraban al sujeto ensombrecido. Los tres miraron hacia atrás a causa de la franca frustración de las miradas de Jean y Corina.
-"¡Mira tu...ven acá!" voceó el hombre a Jean Paúl. Al tiempo que este intentó pararse Corina lo tentó para que no fuera.
-"¿Qué quiere usted señor?" dijo Corina desde su asiento junto a la mesa desorganizada.
-" Que se levante él, que quiero decirle algo" respondió.
-" Dígalo desde ahí, escuchamos perfectamente sentados aquí" insistió la muchacha.
Mientras esta conversación se convertía en un tira y jala de peticiones, Susana que vivía en un frío/calor que sólo ella entendía, apagaba su cigarrillo sin mirar atrás; Chris el grueso, cobarde pero cordial amigo de todos, tomaba muy discretamente un cuchillo serrucho, sucio de margarina y migajas de pan, que estaba frente a él.
Solo hablaba Corina. Todos en incertidumbre, sorprendidos de la calma de Corina al manejar la situación con un hombre que parecía drogado de la vida y desesperado.
Adentro del hogar se encontraban Lorelai, la hermana mayor de Marcela de ojos verdes y abundante pelo rubio, quien estaba conectada a una película desabrida; Graciela y Alex una pareja llena de entrega y de empalagado amor, mimándose en la habitación; Lauren y Merlina hablaban de sus amores pasados y presentes, todos muy ocupados para saber lo que pasaba afuera.
Susana veía la puerta de la casa tan lejos, que mejor se quedaba sentada mientras el individuo al que daba la espalda advertía sobre su locura.
3 comments:
WOW!! no more to say..
felices fiestas!ja!
saludos SeBaS
Lindo leer de ti nuevamente, parece que andabas bonchando durante todo diciembre. ;)
Desde que empecé a leer sentí el ambiente, me imaginé con los pies llenos de arena, en baggies, enseñando mi barriga y siendo protagonista de un thriller.
Que más te puedo decir...
1- Curiosamente mi último post habla de cabaña.
2-"Muy mañosa, lo que delataba su esbelta figura."
Muy buena descripción las mañosas suelen ser flaquitas tipo modelo. ;)
3- "Susana... frío/calor..."
Que quieres decir con frío calor, explícamelo con otras palabras.
4- Veo problemático la gran cantidad de personas que mencionas, en una novela es posible tener tanta gente pero en un cuento eso no cuadra, el lienzo en donde se pinta un cuento no da para tanto.
Disculpa si estoy hablando demasiada c-k sólo quería darte una sincera impresión. No acostumbro mucho a aconsejar en este mundo blog, sólo lo hago con personas especiales.
Disculpa la molestia, feliz navidad chica, me guardas ponche crema de oro. ;)
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