Monday, May 21, 2007

Diferentes vivencias, diferentes esperanzas: La Ciénaga

En el interior de una nevera destruida por los años y los apagones, está la mitad de un aguacate rancio y reseco que parece haber estado ahí por un buen tiempo. Junto al aguacate hay un galón blanco que en grande dice “Ajax”, lleno de agua. Hay platos de vidrio y tres vasos de lujo. En una esquina se ve una papa y la mitad de una cebolla. La nevera hace función de despensa en esta casa. En la casa de zinc y madera pintada de azul a orillas del río Ozama, perteneciente a una familia de cuatro personas pobres del barrio La Ciénaga.

Epifania Ramos es una señora de 64 años que vive con su hija Mercedes, su yerno Jacobo y la “beba” su nieta. Eran las once de la mañana y ella aún no tenía nada cocinando en la vieja estufa.

Hace un año que sufrió de un derrame cerebral que la dejó incapacitada para poder trabajar. Renunció de su trabajo en plaza central como cocinera en un local y se dedicó a cuidar la casa y a su retoño. Según Epifania los beneficios que recibe del río son irrelevantes a el miedo que siente cada vez que llueve, por el temor a que se le empape su pequeño hogar.

Su hija Mercedes trabaja en la zona colonial como mesera, su sueldo es de cuatro mil pesos mensuales. Jacobo es chofer de camiones de una compañía contratista; gana tres mil pesos mensuales. Después de su incapacidad Epifania recibe la tarjeta de solidaridad que ofrece el gobierno con 550.00 pesos mensuales, “esos chelitos los uso pa’
pagar los fiao donde Porfirio”

Porfirio De León es el dueño del ventorrillo de al lado, les fía a todos los vecinos. Tiene cara de buen amigo, y una educación casi innata. Con su eterno machete, preparado para vender cocos fríos, lleva su negocio hace un poco más de 25 años. En él vende: pancitos pequeños de a peso cada uno, berenjenas, papas, guineos maduros, masitas, limones dulces, fósforos, coditos y fideos, afeitadoras desechables, sopitas, mentas de guardia y otras cosas con las que sustenta su vida y a su señora Eridania Reyes.

“El río está ahí y me doy cuenta cuando entra el mal olor”, comentó Porfirio mientras miraba al Ozama. Dijo que el río no es más que una molestia ubicada frente a su negocio que una vez, para el huracán George, tumbó su casa mientras se refugiaba en su negocio de paredes verdes.

“Del gobierno sólo exigimos que nos pongan una ruta de carros o voladoras” dijo Corina de García, de 56 años, vicepresidenta de la junta de vecinos. Una mujer humilde y
cristiana que vive frente al destacamento de la policía de la zona. Corina entiende que no es sólo responsabilidad del gobierno ayudar a las personas en La Ciénaga sino que todos deben de esforzarse a cumplir con sus responsabilidades. Es además paletera y vendedora de café. Comprometida con su barrio cumple con su rango como puede, pero según ella lo hace de corazón.

Cada cierto tiempo la junta de vecinos manda a cambiar a los policías del destacamento y sus patrullas, para que no haya “compadrismo” con ellos y los demás. Aseguró que Barrio Seguro ha dado resultados magníficos en la comunidad, y que el gobierno se ha portado bien.

Corina no se muda, “aquí crié a mi hijo, y aquí conozco a mis vecinos”, en gobiernos pasados le regalaron un apartamento que rechazó rotundamente, por que según ella, no sabia quien podría mudársele al lado y fastidiar su vida.

Las caras muestran diferentes tipos de esperanzas: Epifania, que el gobierno la saque a ella y su familia de allí, que aunque ha vivido ahí por treinta años, no se acostumbra; Porfirio quiere vender más, últimamente ha vendido unos 600.00 pesos diarios que no le dan “pa’ na”; y Corina quiere hacer un comité de amas de casa en ayuda a la mujer. Metas diferentes, la misma humildad; Vivencias diferentes en un mismo lugar: La Ciénaga.

3 comments:

Anonymous said...

hello susi, que bueno k expreses tu forma artistica (en la escritura) asi vas evolucionando esas areas de artista que eres. Esta muy bueno, e interesante. Sigue asi.

Alguien said...

La verdad humana, uqe transcribe tan claramente estas letras, me dejo plasmado, y con un llamdo imnegable a despertar, has clavado una verdad, ahora veremos sus frutos.

Sheryll Reyes said...

Tal vez es demasiado para una sociedad que está ciega... o la han vuelto... Me like it...