Wednesday, March 02, 2011

Ya se lo debía


Cuando tenía cuatro años me comí una mariposa.

Son de esos recuerdos que vagan por la mente de uno como si fuera uno de esos sueños repetidos. Pero no es un sueño. Me comí una mariposa.

Una de esas tardes mareadas en mi casa. Quizás sábado, sé que no había ido a la escuela ese día.
Me encontraba en el patio, el aire olía a detergente y el piso de concreto estaba mojado. Estaba acompañando a mi madre, quien estaba tendiendo ropa rápidamente para "salir de eso, ya".

No que fui una niña exploradora y mucho menos "aventurera". Mi casa era mi mundo. Con lo que tenía bastaba. Ignoraba mis juguetes. No tenía hermanas y no era lo suficientemente "ramb-ística" para jugar con mi dos hermanos mayores así que tenía mi imaginación para desarrollar juegos, temas, sustos y diálogos.

No me acuerdo cuál era el tema del juego de este día en particular, pero, no debió de tener mucho de mi interés pues sólo bastó una lata de leche en polvo para distraerme.

Una lata de leche en polvo.

Caminé hasta ella. Por qué estaría en el suelo? por qué estaría en el suelo del patio, para colmo.
Miré disimuladamente a mi madre, pero ella hacía lo que hacía y no se daba cuenta de mis intenciones.

Abrí la lata de leche en polvo. Tenía leche en polvo adentro, aún.
Sin embargo, algo se movía adentro.

Una mariposa se aleteaba desesperada. Una pequeña mariposa. De esas que se le pegan a lo bombillos en busca de calor, me supongo, en días lluviosos.

Aunque aleteaba no volaba. Solo giraba entre el polvo blanco.
Cerre la lata y la devolví a la despensa. Donde debió de estar desde un principio según mi pensar de cuatro años. La leche en la cocina así como dos más dos, cuatro.

Unas cuantas horas, un aseo y una leída de libros después, mi madre me pasó mi biberón.
Aquel que knockea un infante hasta los brazos de Morfeo por ocho horas completas...

Mi madre dio tres pasos fuera de la habitación.
Era yo y mi última cena. Estaba ida doblándome los cabellos entre los deditos de mi manita libre. Mirando hacia arriba, a través del mosquitero rosado y rosando los piesitos entre la sábana suavizada.

Fui a verificar con mis ojos, sin quitar la boca, que tanto me faltaba cuando la vi flotando. Me quité el biberón de repente. Casi lloraba y estaba a punto de llamar a la "culpable" de hacerme el biberón con una mariposa adentro y muy probablement, la asesina de esta última.

Pero no lo hice.
Ya estaba muerta.
Nada iba a cambiar.

Sostuve mi biberón, seguí bebiendo y la vi flotando hasta que pasó forzosamente por el chupete y me la tragué.

Creo tener a esa mariposita dentro de mi todavía. Y sus influencias.

Voy a continuar este blog "Locura 11:11" que tenía abandonado tanto en el capullo llamado tiempo... pasando por una metamorfosis de descubrimientos pocos sorprendentes, amores añejos y cambios de aromas.

No es que quiera hablar de mariposas ahora y/o decir que tengo alguna fijación por ellas. Al contrario, me empalaga hablar de insectos de manera retórica. Si embargo, no puedo negar que sentía el deber de hablar de esa que asesiné con tanto apetito, hace tanto tiempo.

Bienvenidos de nuevo. A ver cuánto duro ahora...





1 comment:

Cath said...

omg.. pero vamo a tene k vedar tu boca... jiji :*